lunes, 1 de abril de 2013

PAGINA 1

Parece mentira, pero otra vez te has quedado atrás. Si alguien te ofreciera dinero para que te separaras a propósito del grupo, no podrías hacerlo tan bien. Siempre al regreso, después del camping, tus amigos saben qué deben hacer: esperar un poco, porque entre los sonidos de la naturaleza, los murmullos de ciertas corrientes secretas, los destellos del sol entre el follaje (que parecen hipnotizarte por un momento), y sobre todo por esa manía de fotografiarlo todo...
Seguramente están esperándote más adelante. Pero esta vez tardaron mucho en desarmar la carpa, caminaron más lento que de costumbre, ellos mismos parecen haberse distraído bastante por el camino. Un error de cálculo: el sol está detrás de los cerros, la tarde va muriendo de a poco.
Caminas con prisa, y tu respiración se acelera. Cada paso parece oscurecer un poco más el escenario. Hasta que al fin, después de recorrer un buen tramo de monte, llegas a un sendero arbolado. Tu teléfono no tiene señal. De tus amigos, ni noticias.
Se hace de noche y no hay luna.
Tratas de calmarte, tratas de pensar en una solución, de encontrar una salida. Te has perdido, te has separado de tu grupo, no tienes manera de comunicarte con nadie y, para terminar, no puedes ver nada. Al menos tienes la linterna.

LA LECHUZA - (LA NOCHE A LO LARGO DE ESOS CAMINOS I)

Yendo desde Capital hacia el interior, después de una jornada agotadora, manejaba la moto a media velocidad, con ella dormida a mis espaldas.
La noche a lo largo de esos caminos puede volverse inquietante: asfalto, luz, ruta; y el motor que sostiene su misma, única nota interminable. Estábamos solos.
El viento frío me helaba las manos y la cara, el sueño me pesaba en los párpados; su abrazo me hacía anhelar más que nunca llegar a casa.
Cada tanto, por la otra vía nos cruzaba algún auto haciendo estrépito; en el invierno parecen rugir de apuro. Solamente un camión nos adelantó esa noche, paradójicamente silencioso.
Iba pensando en no dormirme, iba pensando en lo lindo que sería cerrar los ojos un momento y descansar la vista, iba pensando en que no podía acostarme como quería (iba en la moto, ¿cómo me iba a acostar?). Luchaba contra el sueño, el frío, el silencio, la ruta que no se acababa. Y también contra su confortable abrazo.

SUICIDE GIRL "2" (NUEVA VERSION) - 25/10/12

Hola a todos, seguramente se habrán topado más de una vez con esta historia, y seguramente siempre fue la misma versión. En esta ocasión les traigo una diferente, que toma como base la clásica pero que sigue por otros rumbos. ¡Espero que la disfruten!





 

 
dakonero escribió a las 22:37 

Hola, les cuento algo que me pasó.
Hace un par de semanas, mientras navegaba por la Web, encontré esta imagen y no pude evitar sentirme cautivado por una mirada así de intensa. Dos ojos azules que ardían engarzados en un rostro de porcelana. Descargué la imagen y la dejé en el escritorio de mi computadora sin darle demasiada importancia. No me impresionó mucho la historia que la acompañaba.
Cuando volví de la facultad recordé ese archivo. Lo abrí y miré con atención. Pasé varios minutos observando el retrato, ensimismado, cuando de repente el hechizo se rompió; algo, algo más, pareció contemplarme por un segundo desde esos ojos pintados. Desvié la vista, un poco mareado, y al volver a observar la imagen todo había vuelto a la normalidad, si es que un rostro como ese puede considerarse normal.
Desde entonces todos los días la miro al menos un instante, curioso, embobado, tratando de desentrañar el misterio. A veces parece estar a punto de llorar, a veces me mira desafiante. En ocasiones parece enojada conmigo. No solo me sigue su mirada: me siguen sus emociones. Llego incluso a sentir que estoy a punto de leer su pensamiento.


dakonero escribió a las 14:01

He investigado un poco sobre la imagen. Parece ser un dibujo realizado por una adolescente antes de cometer suicidio. Creo (quiero creer) que es un autorretrato. Luego fue escaneado y distribuido por la Web. ¿Por qué? ¿Para qué? Durante unos días me mantuve escondido de sus ojos, pero no puedo soportar esa ausencia. La extraño tanto…


dakonero escribió a las 03:49 

Hoy estuve todo el día buscando información sobre el retrato. No tenía ánimos para ir a clases, así que simplemente me quedé en cama, navegando con la netbook. Solamente encontré la misma historia repetida, una y otra vez. Dicen, entre otras cosas, que la imagen está embrujada. Cuando me toca mirarla triste, siento que puedo entenderla. Seguramente ella se suicidó por un amor desgraciado. Y ese dibujo quedó para que no la olviden. Llevo 4 días sin mirarla. Cuando me rinda y la busque me va a reprochar ese abandono. Se que su cara tendrá una mueca amarga.


dakonero escribió a las 01:27 

LA VERDADERA HISTORIA DE NENE MALO

Volvía de un viaje de trabajo desde Florencio Varela hasta Merlo. Iba cansado y apesadumbrado porque las ventas no habían sido las esperadas. Pensaba en cómo podría pagar la deuda, en lo que iba a pasar si no lograba reunir el dinero…
El auto protestaba un poco cada tanto, pero resistía el esfuerzo. Todavía faltaba bastante cuando empezó a llover.
Aún hoy no me explico por qué tanto retraso, pero cuando menos lo esperaba el sol comenzó a ocultarse y las cosas perdieron color. Entre el cansancio, la preocupación y la lluvia, decidí parar y dormir, siquiera en el auto.
Estaba en pleno Lomas de Zamora, no conocía a nadie, así que paré frente a un barcito apartado. Al entrar vi que estaba prácticamente vacío: el que supongo era el dueño miraba una película en blanco y negro, y en un rincón un borrachito contemplaba tristemente una botella y un vaso vacíos.
Me acerqué a la barra y pedí una cerveza. Tenía hambre, pero no quería comer nada en ese lugar. Afuera la lluvia cobró fuerza.
-Qué nochecita – le dije al dueño.
-Psss… - contestó sin apartar la vista del televisor. Tenía un bigote desaliñado que escondía las comisuras de su boca. – El día que el del tiempo acierte, se acaba el mundo.
Fui sorbiendo lentamente la cerveza helada, cuando al tercer trago el viejito borracho se me sentó al lado. – ¿Amigo me compra un trago? – pidió con una sonrisa desgastada. Se me pasaron mil cosas por la mente, pero no les di importancia. – Claro amigo, ¿qué quiere tomar?
Pidió un vino, el más barato que uno pueda imaginarse. Se sirvió y vació el vaso, después sirvió y vació de nuevo. Mientras estaba en eso, por la calle pasó un auto con la música a todo volumen. Sonaba un tema de cumbia.
Durante la propaganda de la película, pusieron el anuncio de un recital en un club de la zona. No le presté atención, pero al escucharlo el viejo se ahogó con el vino, tosió, puteó, se limpió la boca con la manga.
El dueño ya no miraba la tele. Ahora el hombrecito tenía un gesto agrio. Sin previo aviso, sorprendentemente lúcido, empezó la historia.

BAILANDO CON TU SOMBRA (ALELI)




Más de una vez he escuchado (o leído) el rumor de que esta canción está inspirada en una historia real, aunque muchos no creen en esta teoría. Considero que sí, que hay un trasfondo de realidad en ese rumor, aunque rara vez se cuenta con elementos mínimos que justifiquen creer en el mismo. Un aporte en ese sentido puede ser ubicar en qué momento supuestamente se relata el origen de la canción.

Posiblemente la mayoría de los lectores más jóvenes de Argentina (y supongo que de Latinoamérica en general también) relacionen la canción "Bailando con tu sombra" con Abel Pintos, exponente del folclore nacional. Quizás muchos sepan también que la autoría de la canción corresponde a Victor Heredia, que por supuesto en su momento grabó la versión original. La unión de estos dos artistas dio como fruto la conquista de la Gaviota de Plata en el Festival de Viña del Mar 2004.
En una entrevista brindada en tal ocasión, Heredia comentó sobre el origen de su composición.
Relató que durante una visita a un centro de reclusión, algunos de los internos le contaron sobre un prisionero que todas las noches, encerrado en su celda, bailaba solo, abrazando el aire; y decía el recluso que en las horas de oscuridad lo visitaba su amor, aquella mujer que había sido lo más valioso en su vida y a quién en un arrebato de celos y furia había asesinado.
Esta historia impresionó profundamente a Heredia, quien sin demoras comenzó a escribir las hermosas palabras que luego musicalizaría. Historia, letra, melodía, sentimiento. En palabras del propio autor: "Escribí esta canción muy emocionado, seguramente en el momento que la hice, porque me impactó terriblemente la historia".

 Lo que más llama la atención de la letra es que solamente al final se devela el infortunio sobre el que se asienta la historia; si la escuchamos sin prestarle atención, parece una simple canción de amor; si nos ponemos algo atentos, sobre todo en el estribillo, descubrimos una ausencia, un pesar; pero la culpa que agobia al torturado protagonista solo la descubrimos cuando éste se nos confiesa: cómo he podido matar a quien me hacía soñar... Se trata quizás de unos segundos donde falta la palabra, donde el propio individuo se extraña ante lo que hizo, ante lo que fue, ante quién fue, y ante su propio desconocimiento de quién era ella... Más tarde la reconstruye con recuerdos, con tristeza, con ausencia, con dolor, con locura: la sombra que cae sobre él y lo condena, dentro de su condena.


FUENTES:
http://folclore-argentino.com.ar/asi-nacio-bailando-con-tu-sombra.html
http://es.wikipedia.org/wiki/XLV_Festival_Internacional_de_la_Canci%C3%B3n_de_Vi%C3%B1a_del_Mar

NIÑO INSOPORTABLE



Cuando el padre repitió aquella queja de que el niño era insoportable, de que no había manera de controlarlo cuando se desbocaba, de que al llegar a casa siempre se encontraba con alguna nueva muestra de "inadaptación", recibió la única respuesta aplicable al caso.
-El niño no hará lo que usted le diga que haga, hará lo que vea que usted hace. Los niños siempre nos están observando.

MASCARAS




El día en que la venta de cámaras fotográficas experimenta un crecimiento abrumador, es aquél en el cual a los niños se les permite colocarse su verdadero rostro. Esta oportunidad, que solamente llega una vez al año, es aprovechada por los padres de todo el país para tomar alguna fotografía que les recuerde durante el resto del tiempo cómo son los hijos que crían. Pasada la fecha, se procede a despojar a los niños de sus caras para dejarlos con esa tersa máscara que llevan debajo, debiendo soportarla hasta que son adultos. A medida que van creciendo, esa máscara se va asemejando cada vez más al verdadero rostro de los mayores, por lo que no es necesario recurrir nuevamente a la aplicación de la cara de niño.
El resto del año las cámaras no se usan, por lo que suelen perderse o descomponerse. Llegado nuevamente el momento, las ventas se disparan una vez más.

SILENCIOSO MIRON



Camina sobre las puntas de sus dedos, vestido de puro negro, con la mirada vacía y un gesto inescrutable. Vestido de negro o desnudo, oscuro. Se mueve sin hacer ruido, se acerca a tus espaldas en silencio, balanceándose sobre la longitud de sus espigados miembros, en un vaivén acechante. Si acaso respirara, podrías sentir su aliento en tu cuello. Se asoma y ve lo que tú estás viendo, por encima de tu hombro.

LA HORA DEL TÉ




Llegado el final del convite, el inmutable fotógrafo procedió a inmortalizar el evento en una artística imagen, que habría de adornar durante generaciones la fría pared del estudio. Sólo el fotógrafo vió la foto inalterada luego de revelarla, sólo él vio lo que el lente había captado. Siguiendo los imperativos de la sensatez y el buen gusto, procedió a oscurecer aquella cara carnosa y arrugada que arruinaba la composición. Entonces si, entregó la captura, bellamente enmarcada.

BORRO

Intento terminar de escribir el relato, pero no puedo concentrarme. Si no es la charla de las visitas, es el ruido de los autos al pasar. Ni siquiera en la clausura del estudio encuentro la tranquilidad que me permita escuchar mis propios pensamientos. Miro ansiosamente el reloj. Todavía no.
Tipeo, borro, tipeo. Releo, corrijo, prosigo, resumo, reniego... Decido descansar un minuto. No se para qué me esfuerzo tanto.
Borro.

Solamente tengo que esperar. Al principio me daba miedo, pero siento que ya me he acostumbrado.
Me tiro boca arriba en el sofá, los brazos cruzados sobre el cuerpo, los ojos cerrados. Trato de ver adentro. Me cuesta delinear las formas. No termino de entender. No encuentro nada de lo que busco. Miro preocupado el reloj. Todavía no.
Me levanto, camino por el cuarto con gesto amargo. Trato de recapitular lo que llevo escrito. No le encuentro mucho sentido. No me entusiasmaría mucho leer eso. No vale demasiado la pena. No se para qué me esfuerzo tanto...
Borro.

FALSA ALARMA

Trabajaba en la farmacia de un sanatorio. En ese tiempo hacía turnos nocturnos.
Un viernes a la noche estaba charlando con los dos chicos de la guardia y de repente uno dice "¡Escuchen!".
Nos callamos, y no oíamos nada. Pero él se levanta y dice "...son pasos... en el primer piso... pasos en los ultimos escalones, y la puerta...".
Sudor frío...
Al primer piso se accede por una escalera que está ahí nomás, a unos metros de donde nos ubicábamos nosotros. El que escuchó los ruidos nos dice que lo sigamos. Nosotros con el otro flaco estábamos duritos. Pero al toque nos levantamos y lo seguimos.
Empieza a subir la escalera, detrás iba yo y al final quedó el otro, que no empezó a subir siquiera.
El primero termina de subir alumbrando con la linterna del celular, caminando despacito. Esa planta está llena de consultorios, a esa hora desocupados, y las luces todas apagadas.

LA MUJER DE LA CURVA

Para el habitante de ciudad, la noche cerrada es un fenómeno extraño. Estamos habituados a la luz anaranjada de las lámparas que iluminan nuestras calles. Encontrarse, por ejemplo, en algún lugar de una ruta donde no se ha instalado este servicio (o donde no funciona), nos fuerza a un máximo de atención al volante: solo podemos ver unos metros por delante, en el área cubierta por el haz de los faros. Bajamos la velocidad, aguzamos nuestra visión, e irremediablemente nuestros demás sentidos parecen afinarse. Hay ocasiones en las que no podemos evitar que nuestra mente también se reactive
Pero en este relato no hace falta estar a oscuras.

Se cuenta que un conductor iba manejando su auto de noche, por un tramo bien iluminado. Iba despacio (y con sus sentidos alertados) debido a una llovizna intermitente y a la neblina inoportuna que se había formado desde varias horas antes. En un momento, a lo lejos, divisa una figura. Al acercarse más, se da cuenta de que se trata de una mujer joven, con la ropa empapada y un poco embarrada, que temblando le hace señas con una mano.
El conductor decide detenerse para auxiliar a la mujer. Ha escuchado historias sobre robos y asesinatos en la ruta que incluyen un cebo de este tipo, pero no ve a nadie más en los alrededores, y su conciencia no le permite simplemente abandonarla. Así que frena, abre la puerta y la deja subir.
La mujer, tiritando, le agradece por haber parado, mientras nuestro conductor reemprende la marcha rápidamente, por las dudas...

GUARDIA NOCTURNA

-Cuando has estado tanto tiempo como yo trabajando aquí te acostumbrás al silencio. Me imagino que para vos debe ser un poco complicado ahora, pero dale tiempo y vas a ver como después ni cuenta te das.
Le paso el mate a mi nuevo compañero. Amargo, fuerte. Bueno para mantenerse despierto.
-¿Hace mucho que esto está sin terminar?
-Ufff… Siempre dicen que lo terminan, que lo inauguran, se cambian los planes… al final siempre quedamos en lo mismo.
Chupa la bombilla con cuidado. El mate anterior le quemó la boca. Asiente mientras sorbe y mira la nada. ¿Qué estará pensando?
-Mete miedo este edificio. Está muy oscuro allá atrás. Y encima hace frío. Más frío adentro que afuera.
-A veces pasa. El fondo no tiene luz, pero no te hagas problema que no tenemos que ir para ese lado. Está todo cerrado. Nada más tenemos que cuidar que nadie entre por acá adelante.
Me devuelve el mate. No se lo ve atemorizado, pero si muy ensimismado. A lo mejor lo que lo inquieta de trabajar de noche es tener que separarse de alguien.